Como la brisa que llega al alba en el despertar de un nuevo mañana, la consciencia ambiental comienza a impregnarse en el corazón y las mentes de personas que abren los ojos a una esperanza capaz de hacernos mirar un mejor porvenir. Son tiempos mejores, aunque la realidad que se resiste a desmoronarse nos haga sentir lo contrario.
¿Por qué sostenemos esto? Lo hacemos porque hemos sido testigos de que cada día hay más personas, grupos, colectivas y organizaciones que están trabajando en distintas latitudes, espacios y bajo disímiles circunstancias para que una nueva visión emerja y un nuevo entendimiento se abra camino bajo un renovado sentir que se rebela al poder destructivo de un modelo de desarrollo que depreda la vida y la tierra.
La lucha no es fácil y, por consiguiente, el reto es enorme, requiere del esfuerzo y sacrificio de personas y comunidades capaces de enfrentar a un sistema que cree que todo lo tiene resuelto y que cualquier desafío debe ser aniquilado. Miles de activistas y defensores de la tierra, sobre todo de pueblos indígenas, han sido testigos trágicos de éste hecho, pero la lucha no ha sido en vano, hoy esas voces silenciadas elevan un sonido de coros que repercuten en la consciencia de miles y miles de personas que ya alzan la voz y dicen: ¡Basta!!
Para muestra un botón: en las elecciones pasadas celebradas en Ecuador se hizo un referendo nacional y una consulta regional para parar la explotación petrolera y minera en la Amazonía de ese país. El voto fue contundente: ¡Parar la explotación de la tierra!
A este refrendo se le llamó Yasuní y a la consulta el Chocó Andino, ambas son parte de un mismo proceso que tiene que ver con el hartazgo del pueblo ecuatoriano a permitir que empresas petroleras y mineras sigan sustrayendo del subsuelo estos recursos para dejar después zonas naturales devastadas.
Foto: www.ecoportal.net
Pero esta lucha no fue fácil, hubo que sortear grandes desafíos y largos años para que un grupo de personas pudiera hacer valer la consciencia ambiental sobre la codicia y el saqueo a favor de unos cuantos. Yasuní es una región de la selva amazónica que conforma un parque nacional, su subsuelo está lleno de petróleo y, por consiguiente, las empresas petroleras están ahí explotando el oro negro que tanta avaricia produce. Después de varios fracasos el grupo que se conformó, llamado Yasunidos, logró lo impensable: detener a estas empresas y obligarlas a desmantelar toda la infraestructura montada. El Amazonas ecuatoriano será preservado gracias a la lucha incansable de mujeres y hombres que dijeron Basta!
Son muchas las voces en el mundo y, por supuesto en ecuador, que celebramos este hito histórico pues repercutirá en la movilización de muchas organizaciones para lograr lo mismo y por ello, aquí, en este momento vale la pena reflexionar sobre lo que ocurre en nuestro país, que parece ir justo en contra de esta responsabilidad ambiental.
Nos referimos a las mega obras que el gobierno actual realiza con los proyectos de Dos Bocas, Tren Maya y Corredor Interoceánico, las cuales han sido violatorias de todas las leyes ambientales y tratados internacionales a grado tal que el Tribunal Internacional por el Medio Ambiente las condenó de manera unánime, dejando para la historia una terrible mancha para un gobierno que dijo que haría las cosas de otra manera.
Nada justifica en estos tiempos, incluso los argumentos sobre las acciones ecocidas cometidas por gobiernos anteriores, que hoy, un gobierno que se dice progresista le haya dado la espalda al medio ambiente y se haya inscrito como un ejemplo más del modelo neoliberal que en nombre del desarrollo y el progreso, todo lo devasta. Sí, estas obras se inscriben dentro de un mandato imperial que se retrotrae y atrinchera ante el avance del BRIC que reclaman una nueva geopolítica.
Estas obras son la respuesta a la pérdida de hegemonía de EU en el mundo y representan el nuevo canal de Panamá que requieren para el traspaso de mercancías y recursos naturales a la insaciable economía de una nación que consume casi un tercio de los recursos planetarios y detenta a la población más ignorante del mundo por abundancia.
Sin embargo, la movilización contra esta política entreguista y contraria a la tierra y a la vida, comienza a presionar cada vez más. Son muchas las personas y organizaciones que condenan este ecocidio y etnocidio y quizá en algunos cuantos años más, al igual que el grupo de los Yasunidos, las organizaciones ambientalistas de este país, logremos parar la destrucción del sureste, que es rico en reservas naturales y de una biodiversidad única e irreemplazable.
¡Que la consciencia ambiental siga labrando esperanza en nuestros corazones para que la mente integral surja de las cenizas de la mente egoica-racional!
T-LIA Texto libre de inteligencia artificial.
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