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La sociedad civil y la NO violencia.


Nada es más urgente que frenar la violencia que hay en el país. Año con año vemos incrementar el número de asesinatos por todas las entidades federativas en tanto las redes criminales se posesionan de más territorios y con ello, incrementan una base social que harta de la ineficacia y corrupción gubernamental, aunado a la avaricia de los grandes empresarios que no les importa en lo absoluto la destrucción del medio ambiente y de los procesos bioculturales de los pueblos y comunidades, generan el caldo de cultivo idóneo para que el crimen avance, incluso, hasta parece que en muchos casos es a propósito, destruir el tejido social para que el saqueo de recursos naturales esté garantizado.


El 2 de octubre se celebra el día de la no violencia y por ello consideramos necesario invitar a reflexionar sobre la necesidad de exigir por todos los medios a nuestra disposición que se hagan todos los esfuerzos necesarios para frenar la violencia y empezar a reconocer que muchas de sus causas están siendo minimizadas y únicamente las políticas públicas se ciñen a paliar sus efectos.


Para nosotros está claro que las causas principales están en el modelo económico que fomenta la desigualdad social; en un sistema de justicia anquilosado en procesos anacrónicos, llenos de vicios procesales que alientan la impunidad; en modelos de imposiciones culturales que llenan las mentes de aspiraciones superfluas y banales hacia una población que piensa que el éxito se basa en la posesión de bienes materiales y en el consumo de toda clase de chatarra mediática y, por supuesto, en un sistema político-social que no enaltece a la vida en cualquiera de sus manifestaciones, sino que premia la crueldad, la destrucción de ecosistemas y normaliza las inequidades y todo tipo de desigualdades.



El presupuesto que presentan año con años gobiernos de uno y otro tinte político, siempre acaba por reducir el presupuesto destinado al arte, la cultura y el medio ambiente, rubros cruciales para el sano desarrollo de una sociedad que requiere no más policías, guardias nacionales ni apuntalar a las fuerzas armadas con cientos de miles de millones de pesos. El presupuesto debe dirigirse al desarrollo humano y a la regeneración ambiental, a generar centros comunitarios y a preservar la defensa de los territorios de comunidades de pueblos indígenas, quienes hacen día a día una defensa fundamental de sus territorios.


Los daños psicológicos que la violencia genera están a la vista de todos, pues hay poblaciones enteras que viven en la angustia constante, padeciendo estrés por la inseguridad y la frustración por ver que el crimen avanza sin que haya realmente resultados. Todas las políticas de los regímenes neoliberales, incluyendo el actual que reproduce las mismas causas que generan la violencia, están desacreditados para dar soluciones efectivas para detener la ola -tsunami- de violencia que atraviesa el país, por lo que deben de apuntalar a las organizaciones de la sociedad civil y de derechos humanos para que formen un consejo vinculatorio en las tomas de decisiones sobre seguridad nacional, no hacerlo es seguir cavando un pozo cada vez más profundo que para salir de él será aún más complicado.


La cultura de la no violencia debe estar en los programas educativos y en dirigir esfuerzos para lograr que los programas sociales tengan siempre componentes de no violencia y de crear una cultura de paz.


El tiempo corre y la desesperación aumenta, las autoridades ejecutivas deben actuar con firmeza y el poder judicial debe ser reformado de manera integral, hoy, ese poder constituye una vergüenza para el país y sus jueces, ministros y magistrados están en la palestra de la ignominia, por lo que el poder social es el que debe tomar cada vez más cartas en el asunto pues el poder político y el poder económico han dado claras evidencias de incompetencia y complicidad.



Seamos pues los ciudadanos, ya sea en lo individual o en comunidad, los que pongamos el ejemplo y presionemos con nuestra voz, con nuestro canto, con nuestras danzas y con nuestra férrea voluntad en sembrar las semillas de una cultura de paz que esté al frente de nuestras más sentidas aspiraciones.


TLIA

Texto libre de inteligencia artificial


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