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Un Cosmos Multiespecie





Cuando comenzamos a desprendernos de la armonía con la naturaleza, nuestros ancestros iniciaron el largo camino de la conciencia, un camino que ha transitado a lo largo de miles de años, cuando los homo sapiens empezaron a sentir los primeros atisbos de una identidad separada de la natura que se desprendía del pléroma donde el espacio y el tiempo no son percibidos. 


La gran aventura de la conciencia es sin lugar a duda el enigma más fascinante que tenemos, gracias a ella hemos llegado a percibir, como ninguna otra especie, la intensidad de la vida y el insondable misterio de la muerte, hemos sido capaces de usar nuestras capacidades sensorio-cognitivas para descubrir, inventar e imaginar un sin fin de escenarios, artilugios e ideas que nos situan en el centro de una consciencia en expansión que ha ido recorriendo bucles evolutivos que han integrado a su paso los procesos más arcaicos para ir a los más sutiles, aquellos que quizá nos lleven a fundirnos en un Todo capaz de integrarnos nuevamente al pléroma cósmico del cual venimos.  





Nuestro trabajo, en este ahora que nos circunda, es el de estar concientes de que nuestra mente egóica-racional esta llegando a un punto tal de transformación que sin dejar de ser lo que ha sido, permitirá que emerja una nueva conciencia, una capaz de hilvanar al conjunto de mentes que emergieron cuando nos aventuramos a explorar el arco externo. La mente integral comienza a mover una energía que hoy aparece delante de nosotros a través de distintas formas, muchas de ellas llevando tras de sí una carga enorme de contradicciones que nos atemorizan, pues Thanatos, el miedo a la muerte, expande en nosotros su aliento de dudas y temores hacia lo desconocido. 


Para explicar mejor lo anterior, cabe resaltar que desde nuestros ancestros hasta nuestros contemporáneos hemos transitado por distintos Estadios de desarrollo, siendo el primero el Pre-Personal, donde surge la conciencia o la mente arcaico-pleromático-uroborica, para dar paso después a la mente Mágico-Tifónica. Después tuvimos, justo como ahora, un cambio de enormes consecuencias, pues pasamos a un nuevo Estadio, conocido como Personal, donde surge la mente mítico-pertenencia que después da paso a la mente egóica-racional, donde justo estamos ahora. El siguiente Estadio es el Transpersonal, donde la mente integral unifica e integra a todas las demás mentes para fundirse en una capaz de unificarnos con el Todo, que al final es el Gran Uno. 





En la mente egóica-racional, el ser humano es el centro del universo, nos percibimos como lo más alto de la creación y, por lo tanto, todo está a nuestro servicio, pues al concebir que todo gira a nuestro alrededor, nos imaginamos como lo más preciado que hay en el cosmos. Sin embargo, justo es aquí donde debemos detenernos a imaginarnos desde el otro lado del prisma, ahí donde la reflexión crea un arcoíris que nos invita no sólo a ver la magestuosidad de los colores, sino la multidiversidad de los elementos que nos constituyen a nosotros y a todo lo que nos rodea. No vivimos dentro de un universo, nos desenvolvemos en un pluriverso; no somos, por lo tanto, la especie dominante, sino una más dentro de un cosmos multiespecie que se hila a través de la colaboración, la simbiosis y la simpoiesis, para que el concierto ecosistémico sostenga la trama de la vida y de la muerte. 


Es por eso que en este momento es crucial dirigir los esfuerzos para que nuestras infancias y nuestras juventudes comiencen verdaderamente a respetar toda forma de vida, desde las más elementales hasta las más complejas, porque los microorganismos que pueblan los suelos son tan vitales como nosotros. Cada planta, cada flor, cada insecto, cada ave, mamífero, anfibio y demás ser viviente nos permite contemplar la belleza de la vida, sentir la profundidad de la muerte y con ello, imaginarnos que podemos ser capaces de hacer que florezca la mente integral, esa que es la que nos permitriá construir las comunidades del futuro, para que podamos reconocer las sagradas esencias de los elementos que nos constituyen, de vernos hechos de la argamaza alquímica que se conjugó para formar las diversas especies de minerales, plantas y animales que hoy estamos aquí, sientiendo aún el paso del polvo de estrellas que nos miran.


T-LÍA (Texto libre de inteligencia artificial) 




 
 
 

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